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miércoles, 21 de abril de 2010

La televisión de todos los días.

En un programa televisivo de informes sobre los medios se discutió el tema de la clase de programas que consume la sociedad. Tras un pequeño debate sobre el tema se intenta defender a programas "chimenteros" con la siguiente excusa: puede ser un programa con contenidos pocos importantes, pero la producción y realización es excelente, además es lo que a la gente le interesa. Lo cual puede ser o es totalmente factible. Lamentablemente no profundizaron más que esta reflexión en el debate.
Si se hubiese producido un análisis de segunda instancia aparecería una pregunta interesante, esta sería si estos programas son productivos o no. Debe entenderse como productivo por la capacidad de producir un análisis en el televidente. Olvidando lo productivismo que resulta hacer un programa con resúmenes de los medios y miles de personas dispuestas consumir. Que la sociedad consuma esta clase de programas se debe a la televisión, la misma bombardea a la sociedad con programas de chimentos, y lo hiso por más de 10 años. La televisión cumple con la función de ser un gran formador de público ya que muchas personas tienen acceso a un televisor. Por eso la importancia del papel que debe asumir el estado en el de control y la regulación de contenidos de la programación, sobre todo en los canales de aire, privados y públicos.
Un buen comienzo seria hacer hincapié en programas sobre política o historia y ofrecer herramientas de análisis con indicadores históricos para los televidentes. La televisión muchas veces y sin darnos cuenta nos impone que debemos ver y de que no. Por lo tanto también nos transmite que debemos hablar, en que tema interesarnos y cuáles no. El problema de los contenidos productivos e improductivos es aterrante, pero un nuevo dilema aparece cuando observamos que la gente pasa demasiado tiempo en internet.
Ahora el problema es: ¿cómo controlar los contenidos de internet? Esa no es tarea sencilla. Tal vez la televisión sea el medio más fácil de regular y que resulte eficiente para que el estado se acerque a la comunidad.

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